17 de setembro de 2008

Por nuestra América Latina
Marcos Chinchilla Montes
Trabajador social, Costa Rica

Justo la semana pasada, tuve el gusto de participar en el II Encuentro Sur Andino de Trabajo Social en Jujuy, Argentina, una valiosa iniciativa que busca articular profesionalmente, a los países, escuelas, profesionales y estudiantes de Trabajo Social que hacen parte del altiplano andino.

Sobra decir que la experiencia fue en extremo rica, pero a su vez, muestra inequívoca de un proceso de unidad latinoamericana que se profundiza con creces y el cual es necesario alentar de forma vigorosa. El crisol de acentos de Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador y Venezuela, nos recordaba la riqueza de nuestras experiencias latinoamericanas, lo común de nuestras tragedias, pero en particular de nuestros sueños. Muchas optamos por América Latina, por la unidad, por los espacios solidarios de encuentro, por reconocernos como hermanos que forjamos el sueño bolivariano.

América Latina nos unificaba, pero igual nos preocupaba, las noticias que llegaban de Bolivia eran alarmantes; pero ahí, en medio encuentro, sobresalían gran cantidad de rostros bolivianos, que ondeando su bandera y la de los pueblos indígenas nos hablaban de igualdad, lucha, deseo de inclusión social.

La violencia del imperio sacude a Bolivia, en media crisis financiera que se profundiza y en el marco de un desgaste global que compromete su hegemonía, pareciera que ésta se niega a morir sin antes aniquilarnos, sin antes enfrentarnos, sin antes extraer la última gota de nuestra riqueza humana y material. Porque para el norte desarrollado y sus transnacionales, solo somos eso, riqueza necesaria a expoliar; no hay posibilidad de alegría, de sonrisas, de pasión en nuestras vidas. La masacre se instaló en Bolivia, de nuevo un pueblo masacrado, 14, 30 campesinos asesinados por la derecha, para ellos, solo hay derecho a soñar el sueño de los terratenientes. El imperio y sus lacayos se alegran de nuestro dolor.

La llamada del gobierno chileno a una reunión urgente de UNASUR resultó esperanzadora, en especial porque es un foro en que los países del sur del continente pueden deliberar y tomar decisiones sin la intervención de los Estados Unidos de América. Los acuerdos tomados esta noche, son como una patada en la espinilla para la derecha boliviana y para el imperio que la respalda; no solo el proceso político que desarrolla el pueblo boliviano sale fortalecido, sino toda América Latina gana. Contundente, Michelle Bachelet en representación de los países que conforman UNASUR respaldaron al gobierno constitucional de Evo Morales y rechazaron cualquier intento de golpe civil contra el orden constitucional.

Esta decisión se da a pocos días de celebrarse los 35 años del golpe de Estado contra Allende y el proceso democrático que impulsaban miles de chilenos; en un mes en que varias naciones latinoamericanas celebramos nuestra independencia de España. Latinoamérica avanza por su sueño, con tropiezos, desaciertos, pero sin perder su sur.

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